Ante una fractura ósea infantil, los traumatólogos tenemos un gran aliado: la remodelación ósea. Parece magia pero no lo es, la remodelación ósea donde no llega el traumatólogo infantil.
Te aseguro que lo que hoy te contaré te parecerá algo fantástico. Descubre conmigo porqué ante una fractura infantil no es preciso una reducción exquisita (colocar los huesos rotos en buena posición perfecta).
La traumatología infantil y la del adulto no son lo mismo.

Esas imágenes blancas son «oro». Cartílago de crecimiento. Remodelación ósea: donde no llega el traumatólogo infantil.
Imagen sacada de mi Instagram.
Un niño no es un adulto chiquitín…
Fracturas incurables (graves) que en adultos se deben operar siempre, en niños pegan. Incluso en las situaciones más desfavorables.
Pero no quiero banalizar las fracturas de los niños.
Porqué también existen fracturas infantiles que afectan al cartílago de crecimiento. Y a la larga pueden deformar un brazo o una pierna al finalizar el crecimiento.
El cartílago de crecimiento (También llamado fisis de crecimiento.)
Observa esta preciosa foto. Las dos líneas que ves en esta rodilla son «oro». Son la zona por donde el hueso crece. Un daño, una fractura ósea ahí, puede ser una catástrofe.
Un experimento en YouTube: un experimento para comprender un poco más el cartílago de crecimiento.
Con gelatina, madera como hueso y hilos quirúrgicos a modo de tendones y músculos, me animé a recrear un experimento de la fragilidad que supones la fisis de crecimiento.

¡La gelatina lo es todo! Es la fisis, envuelta de madera que está traccionada por un hilo a modo de músculo que acaba en tendón e insertado dentro del hueso. (Anclaje gentileza de Artrhex.)
Un vídeo de la charla íntegro en mi perfil de YouTube. (12 minutos)
Un vídeo del experimento. (10 segundos de tu tiempo.)
Creo que este vídeo es suficientemente revelador de lo que experimenta una zona en crecimiento.
- El hueso, la madera que ves en el centro del cuenco.
- El tendón y el músculo que se engancha en el hueso: los hilos. Se trata de unos hilos especiales quirúrgicos, gentileza de Arthrex, y que usamos para suturar tendones. (Ejemplo: tendones rotos por tendinitis de hombro.)
- La gelatina. Es la fisis de crecimiento. La zona por donde el hueso nuevo emerge como la lava de un volcán.
- Ella, la gelatina, es la responsable de la remodelación ósea.
- El movimiento es lo que ocurre por la tracción mantenida y repetitiva.
Las dos enfermedades más frecuentes de dolor de crecimiento por inflamación de la fisis son:
El dolor de los talones en niños: enfermedad de Sever.
Y el dolor en la rodilla: enfermedad de Osgood-Schlatter.
El periostio.
Es la funda externa que acompaña al hueso. Parecido a la piel de un plátano en niños, muchísimo más delgado en adultos o ancianos.
Es el encargado de dos funciones.
UNO. Alimentación por los vasos sanguíneos.
DOS. Sensibilidad por los nervios que posee.
- Acuérdate que también existe la falsa creencia que un hueso roto no duele!
- Y que está muerto y no le llega sangre!
Todos los que os habéis roto me darán la razón en ambas cosas. Aparecen unos hematomas terribles y el dolor es muy muy importante.
Extracto del post: Fractura infantil. Los niños no son de goma.
El potencial de crecimiento.
Entenderás en seguida que no es lo mismo un hueso fracturado en un niño de dos años que en una niña de doce años. Al primero le quedará mucho por delante y a la segunda un suspiro. Sobretodo si la niña ya tiene la regla. (También llamado menarquia. Primera menstruación.)
Remodelación ósea, cuando diez grados por año marcan la diferencia.
Las niñas crecen los dos años siguientes a la llegada de la primer regla
Los niños crecen un par de años más tarde que ellas. (A grandes rasgos.)
Este chollo, la remodelación ósea, se acaba entonces. Con el cambio.
Si vieras la cara de felicidad y satisfacción de los papás cuando objetivan que esa muñeca «levemente deformada» mejora año tras año… Y eso ocurre hasta el «famoso» cambio, el estirón.
Una deformidad ósea de 30 grados.
Echa cuentas…
Con el niño de dos años dejaremos que la naturaleza juegue a nuestro favor.
No será así con la niña de doce años. Estaremos más intranquilos. Pues pese a que le quede un pico de crecimiento importante, en dos años máximo habrá finalizado el crecimiento.
¿Entonces dejamos los huesos torcidos?
No. Bajo anestesia los intentaremos mejorar tanto como sea posible. Los manipularemos en quirófano bajo anestesia.
Y el traumatólogo decidirá si se queda conforme con los huesos aceptablemente bien o no.
Si tira del «comodín» de la remodelación ósea.
O debe fijar con agujas o tornillos algún fragmento.
Remodelación ósea, cuando una imagen vale más que mil palabras.
Te muestro unos casos y sorpréndete. La maravilla de la remodelación ósea.
Caso 1.
Niña de 8 años. Fractura de cúbito y radio.
Caso 2.
Niño de 2 años con fractura de fémur.
A los cinco meses la mamá no recordaba cual era la pierna «rota»…
El niño caminaba y corría sin signos de cojera.
Caso 3. El caso más sorprendente. El motivo por el que me he animado a escribir este post.
Niño de 5 años con fractura de húmero.
Si no lo identificas, te echo un cable…

Fractura de húmero. Imagina un chupachups. Casi no hay contacto entre la «bola» y el palo. Versión «maqueada».
A los dos meses y medio de la lesión… El peque mueve todo y no tiene dolor.

Imagen de remodelación ósea. A los dos meses y medio de la lesión. El «chupachups» ya está unido. Esta imagen radiográfica no es la misma proyección (perfil) que las anteriores. Pero aún así es muy gráfica.
Esa magia que juega a nuestro favor, a favor del niño. Nuestro mejor aliado. Se trata de la remodelación ósea.
Decidir en quirófano.
Quien manipula la fractura siente en sus manos y bajo control de radiografías seriadas entiende si la fractura es estable o no.
Cierto que existen casos en que posteriormente la fractura se puede desplazar. Pero te diré que ante la duda y en traumatología pediátrica:
menos es más.
Claro que padecemos en los controles deseando poder buenas noticias a los padres y a los niños. (Y se puede desplazar…)
El secreto siempre es el mismo. Que ese niño que tienes entre «manos» fuera tu propio hijo y querer lo mejora para él. Nada más.
El por qué de este post.
Cuesta mucho confiar el alguien al que acabas de conocer. Creer a pies juntillas que esa radiografía tan horrorosa mejorará. Pero si además eso que te «prometen» va con tu hijo entonces si que sufres.
Te aseguro que en mi consulta en Tarragona, gasto más saliva, más energía en convencer a los papás… de lo que crees.
Sé que estas imágenes te pueden ayudar.
Posiblemente tu traumatólogo pediátrico está encantado con esta búsqueda que has encontrado hoy.
Este ha sido el motivo, intentar aliviar tu nerviosismo, tu sufrimiento como padre.
Y cuando finalmente todo sale como es debido y tu sonríes y ellos también, sabes que valió la pena.
Espero y deseo que lo que has leído aquí un ápice de luz, un poco de cariño y de alivio para ti y tu familia. Con eso me conformo. ¡Salud!
P.D. Si te pareció interesante, te animo que lo compartas en tu círculo de amigos y familia. Seguro que con tu acción aliviarás a otros papás que pasarán por el mismo trance. Gracias por «repartir» salud.
Seguro que si has leído el artículo hasta el final es que estás interesado en el tema. Te recomiendo que te pases por estos enlaces.
Fractura infantil. Los niños no son de goma.
Yesos de plástico. ¡Pues va a ser que si!
Diagnóstico: fractura. Doce cosas a saber.
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